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21 de noviembre de 2024

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La historia de la científica riocuartense que subió a 111 montañas y descubrió 550 especies de plantas

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Marcela en el Cerro Plataforma (Chubut)

Marcela Ferreyra, una científica criada en Río Cuarto y que ahora vive en Bariloche, logró identificar 550 especies nativas de plantas en las montañas de la Patagonia.

Durante 30 años (1992 a 2022) exploró 111 montañas y recopiló valiosa información sobre las plantas, incluyendo su ubicación y vulnerabilidad.

Su trabajo, publicado en una revista de botánica («Darwiniana»), destaca la importancia de la flora de alta montaña y cómo algunas especies están en riesgo.

Ferreyra también guía a viajeros y naturalistas para que conozcan estas maravillas naturales y promueve la conservación del ambiente a través de la educación.

La pasión por la naturaleza

Desde su infancia en Río Cuarto, Marcela Ferreyra sintió fascinación por la naturaleza, especialmente por los animales.

Sin embargo, un encuentro con un botánico (Milan Dimitri) la introdujo en el mundo de las plantas y cambió su vida. Decidió dedicarse a la botánica sistemática y explorar la flora de alta montaña en la Patagonia.

Esta especie lleva su nombre y solo se vio en dos cerros de Zapala (Neuquén)

El relevamiento en las montañas

Armada con una libreta y una cámara fotográfica, Marcela Ferreyra caminó por las montañas durante años, identificando y estudiando especies nativas. Su minucioso relevamiento reveló 550 especies, algunas de ellas en situación de vulnerabilidad debido a factores humanos y ambientales.

«Amadrias». Se las puede hallar en el Cerro Portezuelo (Santa Cruz)

La conservación del ambiente

Además de su trabajo científico, Ferreyra se dedica a guiar grupos de viajeros y naturalistas interesados en conocer la flora de la Patagonia.

Su objetivo es asombrar a las personas con la naturaleza y así fomentar la conservación del ambiente.

Como jubilada, también escribe libros para acercar el mundo vegetal a los lectores y crear conciencia sobre la importancia de proteger nuestra rica biodiversidad.

En su mochila, muchas veces lleva una buena compañía (Cerro Catedral, Bariloche)
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