Adiós a Pepe Mujica, el expresidente uruguayo que vivió con humildad
El exmandatario falleció ayer a los 89 años, en su chacra de Rincón del Cerro. Líder del Movimiento de Participación Popular, estuvo 14 años preso por su militancia guerrillera, fue presidente entre 2010 y 2015 y se convirtió en una figura global por su estilo austero y su mensaje político.

José “Pepe” Mujica murió este martes 13 de mayo en su chacra de Rincón del Cerro. Tenía 89 años y convivía desde hacía meses con un cáncer de esófago que él mismo describió como “terminal” a comienzos de 2025.
El presidente Yamandú Orsi confirmó la noticia con un mensaje breve y emotivo: “Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho, Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste”.
De la guerrilla a la política democrática
Mujica nació en 1935 en Montevideo. En los años 60 se unió al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, una organización guerrillera de izquierda. Las fuerzas de seguridad lo persiguieron, lo balearon y lo encarcelaron. Pasó 14 años preso durante la dictadura, muchos de ellos en condiciones inhumanas: aislado, sin luz solar y casi sin contacto humano.
Con el regreso de la democracia en 1985, volvió a la vida política. Fue parte de la construcción del Frente Amplio, ocupó una banca en el Congreso y luego fue ministro de Ganadería durante el gobierno de Tabaré Vázquez.
Un presidente austero y popular
En 2009 ganó las elecciones presidenciales y gobernó entre 2010 y 2015. Impulsó reformas progresistas como la legalización de la marihuana, el matrimonio igualitario y la despenalización del aborto. Pero fue su estilo de vida el que lo convirtió en un símbolo: vivía en una chacra, manejaba un escarabajo viejo y donaba gran parte de su sueldo.

Una despedida coherente, con un símbolo especial
Después de dejar el poder, se convirtió en una voz influyente dentro y fuera de Uruguay. En sus últimos meses, pidió que lo dejaran tranquilo y expresó su deseo de descansar en su chacra, junto a su perra Manuela.
Manuela fue su compañera más fiel, y también la de su esposa, Lucía Topolansky. La perrita, sin pedigrí, con solo tres patas y 22 años, fue testigo de reuniones presidenciales, encuentros diplomáticos y entrevistas internacionales. Su imagen se viralizó en redes, tenía videos en YouTube y hasta una cuenta no oficial en Twitter. Falleció en 2018 y fue enterrada en la chacra familiar, el mismo lugar donde ahora descansará Mujica. Mujica, conocido por su sencillez y profundo afecto por los animales, expresó: «El día que yo me muera he pedido que me incineren y que las cenizas las pongan ahí, abajo de ese árbol, junto a Manuela«, para luego rematar: «Cuanto más conozco a los humanos, más adoro a los perros».
Así lo recordará el país: como un político diferente, que vivió como pensó.